Acciones del profesional de enfermería comunitaria en
la prevención del asma infantil dirigida a padres de niños menores de cinco
años en el Ambulatorio Nueva Caracas del Distrito Sanitario Número 2 de la
Alcaldía Metropolitana de Caracas en junio de 2007
Mayo de 2007
ÍNDICE
ÍNDICE DE
FIGURAS E ILUSTRACIONES
CAPÍTULO I.
El Problema
· Planteamiento del problema
El rol del
equipo de enfermería es y siempre ha sido cuidar del individuo enfermo. Su
labor en el hospital tiene una tradición indiscutible a través de la historia.
No obstante, en los últimos años los profesionales de enfermería de muchos
países han pasado de tener un papel preponderante en la recuperación de la
salud en el campo hospitalario, ocupando un lugar destacado en el ámbito del
fomento y promoción de la salud desde la atención primaria.
La
enfermería comunitaria es una reunión de la práctica enfermeril y de la salud
pública, promoviendo y preservando la salud de la población, abarcando para
ello una diversidad de aspectos. No se limita a un grupo de edad o diagnósticos
determinados. La responsabilidad dominante es la población como un todo. Por lo
tanto va dirigida a los individuos, las familias o a los grupos, contribuyendo
a la salud de la población total. La promoción de la salud, el mantenimiento de
la salud, la educación sanitaria, la coordinación y continuidad del cuidado se
utilizan como un enfoque integral de la familia, de los grupos y de la
comunidad.
Dentro de la
gran diversidad de aspectos que cubre la enfermería comunitaria figura el área
pediátrica. Es importante la actuación del profesional de enfermería
comunitaria en las consultas de niños sanos, pues es un momento idóneo para
educar a los padres en cuanto a conocimientos sobre las enfermedades frecuentes
en niños.
Una de estas
enfermedades en el asma infantil es un frecuente motivo de consulta en los
ambulatorios y hospitales venezolanos. Aunque es bien conocido que esta
enfermedad tenga un basamento genético, la gravedad y frecuencia de las crisis
puede llegar a ser controlada en parte modificando los factores que la
exacerban (Behrman R, 2003). Es por ello que cobra importancia la
identificación de aspectos implícitos como el conocimiento acerca de la
enfermedad de los padres de niños con asma para así evitar o disminuir los
riesgos y exacerbaciones que la enfermedad implica.
Tal es el
caso de que se presenta en el Ambulatorio Nueva Caracas del Distrito Sanitario
Número 2 de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, en el cual llama la atención
la incidencia de niños menores de cinco con asma en crisis o mal controlada,
que a pesar de la atención médica presentan exacerbaciones de la enfermedad
periódicamente, lo que nos permite plantearse que el desconocimiento de los
padres en cuanto a los factores de riego y desencadenantes del asma influya
sobre este hecho
Esto siembra
la interrogante y la responsabilidad en el equipo enfermeril y surge la
siguiente interrogante:
¿Los padres
de niños menores de cinco años con asma infantil conocen los factores que
exacerban esta patología en el Ambulatorio Nueva Caracas del Distrito Sanitario
Número 2 de la Alcaldía Metropolitana de Caracas?
Se plantea
entonces la determinación del nivel de conocimientos sobre el asma de los
padres de hijos menores de cinco años con asma infantil en el Ambulatorio Nueva
Caracas del Distrito Sanitario Número 2 de la Alcaldía Metropolitana de Caracas
en el mes de junio de 2009
· Objetivos de la investigación
1.2.1
Objetivo general
- Determinación
del nivel de conocimientos sobre el asma de los padres de hijos menores de
cinco años con asma infantil en el Ambulatorio Nueva Caracas del Distrito
Sanitario Número 2 de la Alcaldía Metropolitana de Caracas en el mes de
junio de 2007
1.2.2
Objetivos específicos
- Identificar
las acciones de enfermería comunitaria en orientación que brindan a los
padres que tienen hijos menores de años que presentan crisis de asma
- Describir
el asma infantil dentro de un marco conceptual
- Implementar
estrategias para la determinación del conocimiento de los padres de hijos
menores de cinco años con asma infantil en el Ambulatorio Nueva Caracas
del Distrito Sanitario Número 2 de la Alcaldía Metropolitana de Caracas en
el mes de junio de 2007
- Análisis
y tabulación de los datos recogidos
- Presentación
de resultados y conclusiones acerca de los datos recogidos
1.3
Justificación
A pesar de
que el basamento genético del asma infantil es no modificable (Behrman R,
2003), existen factores como infecciones respiratorias, exposición a polvo,
insectos como cucarachas y ácaros, polen, estrés y otros que sí pueden llegar a
ser modificables, es decir, evitando estos factores pudiera lograrse una
disminución en la frecuencia y gravedad de las exacerbaciones de las crisis de
asma y sus complicaciones. Esto a su vez disminuiría el gasto ocasionado en el
ambulatorio, los fármacos que deben adquirir los padres, fomenta la
concientización de los mismos con menos horas de trabajo perdidas, reduce el
ausentismo escolar y permite reforzar la responsabilidad del personal de
enfermería y su retribución a la comunidad.
CAPÍTULO II.
Marco Teórico
2.1 Antecedentes de la investigación
El asma
infantil es una enfermedad crónica que implica en los padres una serie de
demandas emocionales y dificultades prácticas, que muchas veces origina riesgos
en el funcionamiento familiar normal y que a su vez repercute en la
periodicidad de las exacerbaciones del asma (Moreno A, 2002). Es importante que
los padres conozcan los factores capaces de desencadenar estas crisis de asma,
con la finalidad de disminuir el impacto socioeconómico de la familia y
disminuir la comorbilidad infantil.
2.2 Generalidades y definición
Una vez que
el aire penetra en el cuerpo a través de la nariz y la boca, atraviesa la
faringe hacia el interior de la laringe y la tráquea. A continuación el aire
pasa por los dos bronquios principales (derecho e izquierdo), los cuales se dividen
sucesivamente en ramificaciones cada vez menores denominadas bronquiolos en la
medida que se introducen más profundamente en los pulmones, para alcanzar
finalmente los alvéolos, donde se produce la hematosis, que es el objetivo
final: el intercambio de oxígeno y anhídrido carbónico entre la sangre y el
aire ambiente (Hanley M, 2003).
Los
bronquios y los bronquiolos son conductos tubulares que constan de una capa
mucosa (hacia la luz de los mismos) y paredes musculares (porción externa). La
membrana mucosa de estos conductos contiene células que produce secreción
mucosa. Las otras células que revisten los bronquios tienen receptores de
superficie especializados que perciben la presencia de sustancias y estimulan
la contracción y la relajación de los músculos subyacentes. En el caso de los
receptores beta adrenérgicos, cuando estos son estimulados, hacen que los
músculos se relajen y por consiguiente, las vías aéreas pequeñas se ensanchen y
faciliten la entrada y la salida del aire. Por otra parte, los receptores
colinérgicos estimulados por la acetilcolina y los receptores peptidérgicos
estimulados por la neuroquinina hacen que los músculos se contraigan, por ende,
las vías aéreas pequeñas se estrechan y la ventilación se dificulta (Fernández
A, 2004).
Cuando se
produce entonces una estrechez de estos conductos bronquiolares se habla de
obstrucción de la vía respiratoria, la cual puede ser reversible o
irreversible. En el caso del asma, la obstrucción es completamente reversible.
En la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la obstrucción es
parcialmente reversible (en el caso de la bronquitis crónica) o irreversible
(en los casos de enfisema pulmonar) (Behrman R, 2003).
El asma es
una enfermedad caracterizada por el estrechamiento reversible de los bronquios
debido al aumento de la reactividad bronquial frente a diversos estímulos que
producen inflamación. Afecta a muchos millones de personas y su frecuencia va
en aumento. Entre 1982 y 1992, en los países industrializados, el número de
personas con asma aumentó en un 42 por ciento. Asimismo, se ha reportado un
aumento en las estadísticas de hospitalización. En la década mencionada, el
índice de mortalidad por asma en algunos de estos países aumentó en un 35 por
ciento (Behrman R, 2003).
2.3 Fisiopatología del asma
Los
bronquios de las personas que padecen asma se estrechan como respuesta a
estímulos que no afectan importantemente a las vías aéreas de los pulmones de
las personas sin asma. El estrechamiento puede ser provocado por alérgenos como
polen, ácaros, polvo, pelo de animales, humo, aire frío y ejercicio. Durante
una crisis de asma, los músculos lisos de los bronquios y bronquiolos se
contraen y producen un espasmo y los tejidos que revisten las vías aéreas se
inflaman secretando mucosidad. Estos eventos reducen el diámetro de los
bronquios (proceso llamado broncoconstricción), obligando a la persona a
desarrollar un mayor esfuerzo para que el aire entre y salga de sus pulmones
(Mitchell R, 2007).
Un conjunto
de células de las vías aéreas, particularmente las células cebadas, mastocitos
y eosinófilos, intervienen decisivamente en la génesis de la
broncoconstricción. Estas células están distribuidas en los bronquios y liberan
sustancias como la histamina y citoquinas que causan la contracción de la
musculatura lisa, estimulan un aumento de la secreción de la mucosidad y la
migración de otras células de inflamación. Se liberan entonces sustancias como respuesta
a algún estímulo que se reconoce como extraño (un alergeno), como el polen, los
ácaros, el polvo de la casa o el pelo de los animales. No obstante, el asma es
también frecuente y grave en muchas personas sin alergias definidas. Sucede una
reacción similar cuando una persona con asma hace ejercicio o respira aire
frío. De igual modo, el estrés y la ansiedad pueden hacer que las células
cebadas, mastocitos y eosinófilos liberen histamina y citoquinas (Mitchell R,
2007).
Durante una
crisis de asma, el músculo liso de los bronquiolos se contrae, estrechando la
vía respiratoria. La mucosa se edematiza a causa de la inflamación ocasionada
por la histamina y las citoquinas liberadas por los mastocitos, células cebadas
y eosinófilos, produciendo una mayor cantidad de moco y aumentando el
estrechamiento de la vía respiratoria (Behrman R, 2003).
Figura 2.
Broncoconstricción de las vía aéreas durante una crisis de asma. El músculo
liso se contrae, estrechando la vía respiratoria. La mucosa se edematiza a causa
de la inflamación (por la histamina y citoquinas liberadas) y se produce una
mayor cantidad de secreciones mucosas, aumentando el broncoespasmo de la vía
respiratoria.
Factores de
riesgo más importantes y frecuentes en la persistencia del asma infantil
- Genética
(no modificable)
- Alergia
- Dermatitis
atópica (modificable)
- Rinitis
alérgica (modificable)
- Alergia
a los alimentos (modificable)
- Alergenos
inhalados: polen, ácaros, cucarachas, polvo (modificable)
- Infecciones
respiratorias
- Neumonía
(modificable)
- Bronquiolitis
(modificable)
- Ambientes
calientes y húmedos (modificable)
- Sexo
masculino (no modificable)
- Bajo
peso al nacer (no modificable)
- Exposición
a humo de tabaco (modificable)
2.4 Clínica del asma
El asma se
manifiesta en forma de crisis o exacerbaciones de broncoespasmo
(broncoconstricción), variando en frecuencia e intensidad. Algunas personas que
padecen asma están libres de síntomas la mayor parte del tiempo, con episodios
de disnea breves y ocasionales. Otras en cambio tosen y tienen sibilancias
(manifestación clínica de los broncoespasmos) casi continuamente y además
sufren crisis graves después de infecciones víricas, ejercicios o exposición a
agentes alergenos o irritantes de las vías aéreas. El llanto o una risa fuerte
pueden también provocar los síntomas (Behrman R, 2003).
Una crisis
de asma puede comenzar súbitamente, respiración dificultosa (disnea),
sibilantes, tos y hasta cianosis según la gravedad de la exacerbación. Las
sibilancias son particularmente perceptibles cuando la persona espira. Otras
veces, una crisis de asma puede comenzar lentamente, con síntomas que se
agravan de forma gradual. En ambos casos, los individuos con asma habitualmente
experimentan primero disnea, tos o una opresión en el pecho. La crisis puede
desaparecer en pocos minutos o puede durar horas o incluso días. La sensación
de prurito en el pecho o en el cuello puede ser un síntoma inicial,
especialmente en niños. La tos seca por la noche o durante el ejercicio puede
ser el único síntoma (Behrman R, 2003).
La disnea
puede volverse grave durante una crisis, originando ansiedad. Instintivamente
la persona se sienta y se inclina hacia delante, usando los músculos del cuello
y del tórax (esternocleidomastoideos y músculos intercostales) para ayudarse a
respirar (conocido habitualmente como uso de músculos accesorios), pero a pesar
de todo sigue presentando disnea (Hanley M, 2003).
Durante
estas crisis, la persona sólo puede pronunciar pocas palabras entre sus
esfuerzos para respirar, es lo denominado como un “habla entrecortada”. No
obstante, los sibilantes pueden disminuir ya que es tan escaso el aire que
entra y sale de los bronquios que se origina un “silencio auscultatorio” e
indica severidad de la crisis. La confusión y la piel de color azulado (cianosis)
son señales de la disminución grave de oxígeno en la sangre, lo que requiere un
tratamiento de emergencia. Por lo general, la persona se restablece
completamente, incluso de un ataque grave de asma, en los peores casos, es
necesario intubar al paciente, sedarlo y conectarlo a un ventilador mecánico
para garantizar la entrada de aire a los alveolos y la consecuente realización
de la hematosis, esto se denomina “status asmático” (Behrman R, 2003).
En algunas
ocasiones, pueden romperse algunos alvéolos y el aire se acumula en la cavidad
pleural (espacio comprendido entre las capas de la membrana que recubre el
pulmón) o alrededor de los órganos en el tórax. Esto es conocido como
neumotórax y es una de las complicaciones más temidas del asma, pues requiere
un solución inmediata en la emergencia para garantizar la vida de acuerdo a la
gravedad de dicho neumotórax (Fernández A, 2004).
2.5 Diagnóstico del asma
El médico
sospecha asma basándose principalmente en los síntomas característicos que
describe el paciente, repetidamente. Puede confirmarse con una espirometría y
el patrón que reporte, es decir, un patrón obstructivo reversible. Si las vías
aéreas no aparecen estrechas durante la primera prueba o si es dudoso el
resultado, se puede confirmar con una segunda prueba con provocación por
inhalación, en la cual la persona inhala broncoconstrictores en aerosol a dosis
demasiado bajas para afectar a una persona normal. Dado que dicha prueba
intenta provocar un episodio de estrechamiento de la vía aérea, existe un riesgo
leve de un ataque de asma severo (Behrman R, 2003). En primer lugar, el médico
utiliza un espirómetro para calcular el volumen de aire que la persona puede
expulsar de los pulmones en un segundo espirando intensamente; esta medición se
conoce como volumen espiratorio máximo por segundo (VEMS1). A continuación, la
persona inhala una solución muy diluida de un alergeno. Alrededor de 15 o 20
minutos más tarde, se repiten las mediciones con el espirómetro. Si el volumen
espiratorio máximo por segundo disminuye en más del 20 por ciento después de
haber inhalado el alergeno, se habla entonces de asma. Este instrumento, el
espirómetro se utiliza también para valorar la gravedad de la obstrucción de
las vías aéreas y para supervisar la evolución y tratamiento de esta enfermedad
(Fernández A, 2004).
A menudo es
difícil determinar cuál es el elemento que desencadena el asma en un sujeto en
particular. Las pruebas de alergia cutánea pueden ayudar a identificar los
alergenos que desencadenan los síntomas de asma, no obstante, una respuesta
alérgica a una prueba cutánea no significa necesariamente que el alergeno que
se está probando sea el causante del asma. El individuo y sus familiares deben
observar si los ataques se producen tras la exposición a este alergeno. Cuando
el médico sospecha de un alergeno en particular, para determinar el grado de
sensibilización, puede hacer un análisis de sangre que mide la concentración de
anticuerpos producidos contra la sustancia que provoca reacciones alérgicas
(Behrman R, 2003).
En la prueba
del asma inducida por el ejercicio, el médico utiliza el espirómetro para medir
el volumen espiratorio máximo por segundo antes y después del ejercicio
practicado en una cinta de andar o en una bicicleta estática. Cuando el volumen
espiratorio máximo por segundo disminuye en más del 15 por ciento, es posible
que el asma sea inducida por el ejercicio (Behrman R, 2003).
2.6 Prevención y tratamiento
Las crisis
de asma pueden prevenirse cuando se identifican y se evitan los factores
desencadenantes. Con frecuencia, estas son provocadas por el ejercicio y se
pueden prevenir evitando la exposición al alergeno y/o tomando con antelación
un medicamento (Behrman R, 2003).
Cualquier
acción para reducir la exposición a los alérgenos más frecuentes puede
disminuir el número de o la gravedad de las crisis de asma. Es posible reducir
la exposición a los ácaros eliminando las alfombras, disminuyendo la humedad
(por debajo del 50%) en los meses calurosos con el uso de aire acondicionado
por ejemplo y con el uso de fundas protectoras para almohadas y colchones.
Deben evitarse los perros y los gatos con el fin de disminuir las alergias
ocasionadas por la escamilla de sus pelos. No debe haber exposición a humos
irritantes como el de los cigarrillos. Usar sólo medicamentos que indique el
médico, pues algunos como la aspirina y los analgésicos no esteroideos pueden
desencadenar crisis de la enfermedad. Algunos conservantes químicos a base de
sulfatos pueden desencadenar ataques en personas propensas, tras haber comido
ensaladas en un restaurante o haber bebido cerveza o vino tinto (Hanley M,
2003).
La
farmacoterapia permite que la mayoría de los asmáticos lleve una vida
relativamente normal. El tratamiento inmediato para controlar las crisis de
asma difiere del tratamiento sostenido para prevenirlas.
Los
agonistas de los receptores beta adrenérgicos son los mejores fármacos para
aliviar las crisis de broncoespasmos del asma y prevenir las que pueda causar
el ejercicio. Dichos broncodilatadores estimulan los receptores beta
adrenérgicos para que dilaten las vías aéreas; algunos como la adrenalina,
causan efectos secundarios como taquicardia, intranquilidad, dolor de cabeza y
temblores musculares. Los broncodilatadores que actúan selectivamente sobre los
receptores beta2-adrenérgicos que se encuentran sobre todo en las células
pulmonares, tienen pocos efectos en los demás órganos. Estos broncodilatadores,
como el albuterol, causan menos efectos secundarios que los broncodilatadores
que actúan sobre todos los receptores beta adrenérgicos (Behrman R, 2003).
La mayoría
de los broncodilatadores actúa en pocos minutos, pero los efectos duran
solamente de cuatro a seis horas. Se encuentran disponibles nuevos
broncodilatadores de acción prolongada, pero debido a que no comienzan a actuar
tan rápidamente, se usan en la prevención más que en los ataques agudos de
asma. Los broncodilatadores se pueden administrar por vía oral, en inyecciones
o por inhalación y son altamente eficaces. La inhalación deposita el fármaco
directamente en las vías aéreas, de modo que actúa rápidamente, pero no puede
alcanzar las vías aéreas gravemente obstruidas. Los broncodilatadores por vía
oral o en inyecciones pueden llegar a estas vías aéreas, pero son más propensos
a causar efectos secundarios y tienden a actuar más lentamente (Behrman R,
2003).
Cuando un
paciente asmático siente la necesidad de aumentar la dosis recomendada de
estimulantes beta adrenérgicos, debe recibir atención médica inmediatamente ya
que el abuso de estos fármacos puede ser muy peligroso. La necesidad del uso
constante indica un broncoespasmo grave que puede ocasionar una insuficiencia
respiratoria, a veces con riesgo de muerte (Fernández A, 2004).
La teofilina
es otro fármaco que produce broncodilatación. Por lo general se administra por
vía oral y se encuentra en varias presentaciones, desde comprimidos de acción
inmediata y jarabes, hasta cápsulas y comprimidos de liberación sostenida y
acción prolongada. Tiene el inconveniente de alcanzar toxicidad con dosis
bajas, por lo cual tiene un uso muy restringido en los pacientes, ameritando la
realización de niveles de teofilina en sangre periódicamente para ajuste de la
dosis. Cuando se produce un ataque grave de asma, se puede administrar un
fármaco similar llamado aminofilina por vía intravenosa (Fernández A, 2004).
Los
corticosteroides evitan la respuesta inflamatoria por parte del organismo y son
excepcionalmente eficaces para reducir los síntomas del asma. Cuando se toman
durante períodos prolongados los corticosteroides reducen gradualmente las
probabilidades de los ataques de asma, haciendo las vías aéreas menos sensibles
a ciertos estímulos. Sin embargo, el uso prolongado de corticosteroides, por
vía oral o en inyección, da como resultado: escasa capacidad de curación de las
heridas, desarrollo insuficiente del crecimiento en los niños, pérdida de
calcio de los huesos, hemorragia del estómago, cataratas prematuras, elevadas
concentraciones de azúcar en sangre, hambre, aumento de peso, trastornos
mentales y en el peor de los casos puede originar insuficiencia adrenal con los
problemas que eso acarrea. Los corticosteroides por vía oral o inyectados se
pueden administrar durante una a dos semanas para aliviar un ataque grave de
asma (Behrman R, 2003).
Por lo
general se prescriben corticosteroides por inhalación para el uso prolongado
dado que esta forma aporta 50 veces más fármaco a los pulmones que al resto del
organismo. Los corticosteroides por vía oral se prescriben para un tratamiento
de larga duración solamente cuando ningún otro tratamiento logra controlar los
síntomas o si las crisis son muy severas (Behrman R, 2003).
El
cromoglicato y el nedocromil inhiben la liberación, por parte de las células
cebadas, de sustancias químicas inflamatorias y hacen que las vías aéreas sean
menos propensas a constreñirse. Son útiles para prevenir los ataques pero no
para tratarlos. Estos fármacos son especialmente útiles en niños y en los
pacientes que padecen asma inducida por el ejercicio. Son muy seguros, pero
relativamente costosos y deben tomarse regularmente incluso cuando la persona
está libre de síntomas (Hanley M, 2003).
Otros tipos
de fármacos, los anticolinérgicos, como la atropina y el bromuro de ipratropio,
impiden que la acetilcolina cause la contracción del músculo liso y la
producción de mucosidad excesiva en los bronquios. Estos fármacos ayudan a
ensanchar aún más las vías aéreas en los pacientes que ya han recibido
agonistas de los receptores beta2-adrenérgicos o cuando estén contraindicados
los beta2-adrenérgicos. Sin embargo, son poco eficaces para el tratamiento del
asma (Hanley M, 2003).
Los
modificadores de leucotrienos, tales como montelukast, zafirlukast y zileuton,
son la última generación de fármacos disponibles para controlar el asma.
Previenen la acción o la síntesis de leucotrienos (citoquinas), que son
sustancias químicas producidas por el organismo y causan síntomas de asma
(Hanley M, 2003).
2.7 Tratamiento para las crisis de asma
Una crisis
de asma se debe tratar lo antes posible para dilatar las vías aéreas
pulmonares. Por lo general, se utilizan los mismos fármacos administrados para
prevenir un ataque, pero a dosis más elevadas o en formulaciones diferentes.
Cuando la dificultad respiratoria es aguda, los agonistas de los receptores
beta adrenérgicos se administran con un inhalador manual o con un nebulizador.
El inhalador manual dirige a presión el aire o el oxígeno a través de una
solución del fármaco, produciendo una neblina que se inhala. Los nebulizadores
producen una neblina constante, de modo que la persona no tiene que coordinar
la respiración con la acción del nebulizador. Las formas menos eficaces de
tratar los ataques de asma son las inyecciones subcutáneas de adrenalina o
terbutalina e intravenosas de aminofilina. Los individuos que padecen ataques
graves y aquellos que no mejoran con otro tratamiento pueden ser tratados con
inyecciones de corticosteroides, generalmente por vía intravenosa (GINA, 2006).
Dado que los
individuos con asma grave tienen con frecuencia una concentración de oxígeno en
sangre inferior a la normal, pueden recibir oxígeno durante las crisis mientras
se les administra otro tratamiento. En caso de deshidratación, el afectado
puede recibir líquidos por vía intravenosa. Los antibióticos también pueden ser
necesarios cuando existe sospecha de infección (GINA, 2006).
Durante el
tratamiento de la crisis de asma, el médico puede controlar los valores de
oxígeno y anhídrido carbónico en sangre. También puede medir la función
pulmonar, habitualmente con un espirómetro o con un medidor de flujo máximo. En
general, la radiografía de tórax se necesita solamente en las crisis graves.
Las personas con asma suelen ser hospitalizadas cuando la función pulmonar no
mejora después de habérseles administrado agonistas de los receptores beta2-adrenérgicos
y aminofilina, o cuando tienen concentraciones de oxígeno muy bajas o
concentraciones de anhídrido carbónico muy elevadas en la sangre. Los pacientes
con crisis muy fuertes de asma pueden necesitar respiración asistida con
ventilador mecánico (Behrman R, 2003).
2.8 Tratamiento crónico del asma
Uno de los
tratamientos más corrientes y eficaces para el asma es un inhalador que se
llena con un estimulante de receptores beta2-adrenérgicos. En general son
inhaladores con dosímetro, cartuchos manuales que contienen gas a presión. La
presión hace que el fármaco se pulverice con un contenido específico del
medicamento. Los niños y las personas que tienen dificultad con el uso del
inhalador, pueden usar aparatos espaciadores o de retención. En Venezuela se
cuenta básicamente con el BottleMask®, el Aerochamber ® y los equipos caseros
realizados con botellas plásticas (útiles sólo para niños mayores de tres
años). Con cualquier tipo de inhalador, una técnica apropiada es fundamental,
ya que si el dispositivo no se usa adecuadamente el fármaco no llega a las vías
respiratorias. El uso excesivo de inhaladores puede indicar que la persona
tiene asma potencialmente mortal (GINA, 2006).
Si un
inhalador sencillo no contiene suficiente medicación para aliviar los síntomas
durante cuatro a seis semanas, se pueden añadir al régimen diario el
cromoglicato o corticosteroides por inhalación (GINA, 2006).
2.9 Uso adecuado del inhalador de dosis fijas (aerosol)
- Agitar
el inhalador
- Exhalar
durante uno o dos segundos
- Poner
el inhalador en la boca y comenzar a aspirar lentamemente
- Mientras
se comienza a inhalar, presionar el extremo del inhalador
- Inhalar
lentamente hasta sentir los pulmones llenos (todo el procedimiento debe
durar alrededor de cinco a seis segundos)
- Si el médico indicó dos inhalaciones, deben realizarse por separado con una diferencia de uno a dos minutos entre cada inhalació
CAPÍTULO
III. Marco Metodológico
3.1. Tipo y diseño de la investigación
El tipo de
estudio permite emprender el sentido práctico para buscar respuestas al
problema y a los objetivos estudiados (Castilla, 2000). Para lograr esto, los
estudios descriptivos permiten describir un fenómeno o variable. Esto se puede
realizar a través de un estudio de campo, recolectando datos en forma directa
de la realidad analizada (Luna, 2001).
La presente
investigación es de tipo transversal porque evaluará la realidad en un momento
determinado, descriptivo y con un diseño de campo, ya que permitirá determinar
el nivel de conocimiento que poseen los padres de niños menores de cinco años
con asma sobre el asma infantil en el ambulatorio Nueva Caracas, ubicado en la
parroquia Sucre - Caracas en el mes de junio de 2009.
3.2. Universo
El universo
en este estudio estará constituido por los padres de todos los niños asmáticos
menores de cinco años del ambulatorio Nueva Caracas, ubicado en la parroquia
Sucre - Caracas.
3.3. Muestra
La muestra
estará constituida por los padres de todos los niños asmáticos menores de cinco
años del ambulatorio Nueva Caracas, ubicado en la parroquia Sucre - Caracas que
asistan a consulta de emergencia por crisis de asma infantil en el mes de junio
de 2009.
Distribución
de la muestra
3.4 Tipo de muestreo
El muestreo
del presente trabajo será aleatorio simple, pues cada elemento del universo
tendrá la misma probabilidad de ser seleccionado (Castañeda, 2001).
3.5 Instrumento para la recolección de datos
El
instrumento que se utilizará para la recolección de datos de primera mano en el
presente estudio es una entrevista formalizada pues consta de una serie fija de
preguntas cuyo orden y redacción permanece invariable. Estas preguntas serán de
alternativas fijas o cerradas, pues solo se le otorgará al entrevistado un
número limitado de respuestas: “SÍ” o “NO” (Sabino, 1992).
La
entrevista cerrada constará de las siguientes preguntas:
Para la
encuesta utilizar que, cuando, donde, porque, replantear todas las preguntas
1) ¿El asma
infantil es una enfermedad que se cura? sí o no
2) ¿Las
crisis de asma se pueden prevenir? sí o no
3) ¿En la
casa donde vive su hijo existen animales, construcciones cercanas, colchones
viejos, forros protectores para camas y almohadas? sí o no
4) ¿Cumple a
cabalidad el tratamiento indicado por el médico para que no repita la crisis de
asma? sí o no
5) ¿Utiliza
cámaras de dispersión o espaciadores tipo BottleMask®, Aerochamber ® o los
caseros realizados con botellas plásticas para los medicamentos inhalados? sí o
no
6) ¿Su hijo
mantiene contacto con perros o gatos? sí o no
7) ¿Su hijo
mantiene contacto con alguna persona que fume: padres, abuelos, hermanos,
amigos, vecinos u otros? sí o no
8) En el
lugar donde vive su hijo, ¿existen cucarachas? sí o no
9) Si su
hijo sufre de dermatitis atópica o rinitis alérgica, ¿lo mantiene en control
estricto para su adecuado tratamiento? sí o no
10) ¿Cuándo
su hijo corre, presenta crisis de asma? sí o no
11) ¿El
lugar o las cercanías donde vive su hijo presenta mucho polvo o tierra? sí o no
3.6. Recolección de datos
Se aplico el
instrumento a los padres de los niños con crisis de asma menores de cinco años
en el mes de junio.
3.6. Categorización de los datos recolectados
Se
considerarán los siguientes puntos para la categorización de los datos
recolectados:
- Las
respuestas consideradas como SÍ se tomarán como una conducta adecuada y
que favorece la prevención de las crisis de asma y se categorizarán como
un (1) punto. Por el contrario, las respuestas marcadas como NO, se
considerarán contrarias a la prevención de las exacerbaciones del asma y
tendrán un valor de cero (0) puntos.
- Los
resultados se expresarán sobre la base de 10, se sumarán los resultados de
cada pregunta.
Los datos
recolectados se presentarán en tablas y gráficos adecuados para su comprensión.
Bibliografía
- Behrman R, K. R. (2003). Nelson Textbook of
Pediatrics. Saunders.
- Castañeda.
(2001).
- Castilla.
(2000).
- Fernández
A, N. A. (2004). PATOLOGÍA RESPIRATORIA. Manual de Actuación.
Madrid: Ergon.
- GINA. (2006). Global Iniciative for Asthma
Management and Prevention. GINA EXECUTIVE COMMITTEE.
- Hanley M, W. C. (2003). Current Diagnosis
& Treatment in Pulmonary Medicine. McGraw-Hill.
- Luna.
(2001).
- Mitchell R, C. R. (2007). Robbins. Basic
Pathology. Séptima edición. Elsevier.
- Moreno
A, C. M. (2002). Evaluación del impacto familiar del asma bronquial
infantil. Barcelona, España: Universidad Autónoma de Barcelona.
- Sabino,
C. (1992). El Proceso de Investigación. Panapo.
- Sánchez
M, A. V. (1998). Enfermería Comunitaria. Actuación en Enfermería
Comunitaria, Sistemas y Programas de Salud. Tomo 3. Mc
Graw-Hill/Interamenricana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario